·Fundamentación:
Como afirma el historiador contemporáneo Felipe Pigna: “La historia de un país es por derecho natural de todos, y la tarea es hacer la historia de todos”, sin exclusión, sin reduccionismo, sin despolitización, sin infantilismo, se puede “reconquistar” la gran herencia común que comparten los ciudadanos argentinos.
Herencia que tiene una dimensión social, cultural, económica y política, fundante de una nación rica en acontecimientos y luchas.
Entender la historia como un puente que une las experiencias de las generaciones anteriores y contemporáneas, otorgan a una sociedad gran significatividad para comprender su presente y planificar el futuro.
La historia de un país se construye desde su identidad y si la mayoría de sus habitantes comienzan a interesarse por dicho patrimonio, el proceso de apropiación de su pasado estará en marcha para posibilitar cambios necesarios para el mejoramiento de una sociedad.
·Justificación:
Teniendo en cuenta que la cultura popular de nuestro país expresa un amplio abanico de manifestaciones artísticas y míticas que reafirman la identidad local, regional y nacional a lo largo de estos doscientos años; abordaremos los orígenes y el desarrollo de diferentes danzas representativas de diferentes momentos históricos y grupos sociales.
El minué, el cielito, el Cuando, el candombe, la zarzuela, la milonga y el tango, entre otras expresiones han sido representativas de la fusión cultural de nuestro país.
La vigencia de algunos ritmos como integradores de la vida cotidiana de algunas comunidades, por un lado y la inclusión de otros géneros ya extintos en nuestras latitudes, pero representativos de la diversidad étnica y social de la historia de nuestra identidad, podrían funcionar como los pilares para que los docentes, los alumnos y la comunidad puedan resignificar el Bicentenario en la institución.
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